Recreación de la partida de los líderes de la Embajada Keicho a Japón

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Recreación de la partida de los líderes de la Embajada Keicho a Japón

#Cultura 03/07/2017

El próximo martes, a las 21 horas, en Coria del Río junto al monumento a Hasekura Tsunenaga como conmemoración de los 400 años del acontecimiento.

El Ayuntamiento de Coria del Río, en colaboración con la Asociación de Amistad Hispano Japonesa Hasekura, ha organizado la recreación de la partida de los líderes de la embajada Keicho a Japón para conmemorar el 400 aniversario de este hecho histórico. El samurái Hasekura Tsunenaga, embajador de Date Masamune a las tierras de España, y el franciscano Luis Sotelo, se despedían de este municipio en esta misma fecha del año 1617 tras una fracasada misión.

La recreación,  que tendrá lugar junto al monumento de Hasekura Tsunenaga el martes 4 de julio a las 21 horas, estará a cargo de Coria Teatro y la Banda Artística Coriana.

Un acto simbólico para evocar los cuatrocientos años de la primera embajada enviada desde Japón al occidente europeo,  y otros tantos de que sus naves y sus gentes desembarcaran en Coria del Río. Hoy la Embajada Keicho y el papel de sus protagonistas nos ofrecen la posibilidad de ser analizados desde otro punto de vista; no como una aventura fracasada sino un hecho que dejó huellas por los lugares por los que fueron transitando.

Es notorio que en Coria del Río esa huella alcanza la alta notoriedad que supone la existencia de una centenaria comunidad de hombres y mujeres que llevan el apellido Japón y que significan la más evidente conexión entre el presente y el pasado de este acontecimiento de la historia común hispano japonesa.

Esta conexión entre los Japón de Coria del Río y los japoneses ha dado lugar en la actualidad a unas relaciones de amistad y cooperación que se extienden ya por más de treinta años y que está abocada a un futuro de crecimiento e intensificación. Conexión y cooperación que cuenta con el apoyo del máximo representante de la sociedad japonesa, el príncipe heredero Naruhito, que visitó Coria del Río en junio de 2013, durante los actos del llamado Año Dual, conmemorativo del cuatrocientos aniversario de la citada embajada japonesa.

Datos históricos de la Embajada Keicho:

La Embajada Keicho estaba liderada por Hasekura Tsunenaga, un samurái vasallo de Date Masamune, señor del reino de Mutsu o Bojú, en el noreste de Japón y organizador de la expedición, convertido al cristianismo por el franciscano Fray Luis Sotelo, que acompañaba a Hasekura en su viaje a España.

Tras atravesar el Océano Pacífico, México y el Océano Atlántico, la Embajada Keicho, llegó por el Guadalquivir a Coria del Río en 1614, donde esperaron el tiempo necesario para preparar su entrada en Sevilla, primer destino de su misión. Sus objetivos: conseguir del rey de España el establecimiento de relaciones comerciales y del Papa Paulo V más misioneros para convertir al cristianismo todos los dominios de Masamune.

El día 4 de julio de aquel año de 1617 Tsunenagay el franciscano Luis Sotelo embarcaron rumbo a Japón poniendo fin a la parte europea de su gigantesca aventura viajera, iniciada en la bahía de Tsukinoura en octubre de 1613. El mismo Guadalquivir, que tres años antes les había visto llegar a Coria del Río, empujados por la ilusión de cumplir los objetivos que habían promovido la Embajada Keicho que ellos lideraban, les despedía ahora envueltos en la pesada carga de tener que reconocer su fracaso.

Para evitarlo, todavía en 1616 habían rehuido viajar en la flota de Indias que partía desde Sevilla, en la que sí se embarcaron un grupo de los japoneses que vinieron con ellos. Agotado todo ese tiempo de un año en gestiones varias con el entorno de la monarquía española y el Consejo de Indias que resultaron estériles, acogidos a la hospitalidad de la orden franciscana en Loreto (Espartinas) y Sevilla, finalmente el samurái Hasekura y el padre Sotelo tuvieron que aceptar la evidencia e iniciar el doloroso camino del regreso con las manos vacías. Ni las pretensiones de Date Masamune para entrar en los flujos comerciales del Pacífico (entre Filipinas y Nueva España), ni las ilusiones de fray Luis Sotelo para acrecentar la presencia en Japón de un cristianismo que, precisamente durante el tiempo de su viaje había comenzado a ser perseguido con saña, fueron atendidas. Y no les quedó otro remedio que regresar arrastrando su fracaso y otros peligros que conducirían a ambos a sufrir muertes violentas.

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